Nuevamente nos encontramos ante un año que termina, que se va, dejándonos con un bagaje de nuevos recuerdos y también nuevos proyectos para el año que comienza.
Pero con una diferencia: el próximo 2015 es un año electoral.
Por ello, es preciso que votemos con reflexión y seriedad, porque el sufragio es la única oportunidad que tiene el pueblo de hacer valer efectivamente su poder, frente a una administración pública que se lleva el 50% de nuestro esfuerzo laboral en impuestos directos e indirectos, dinero que debiera traducirse en un sustancial mejoramiento de la calidad de vida de la población, sin estridencias ni aplausos.
¿Qué queremos para este 2015?
■ Que los partidos políticos manifiesten a la ciudadanía cuánto gastarán en sus campañas publicitarias.
Para tener una idea de cuántas escuelas y hospitales podrían construirse con el dinero destinado a ensuciar paredes, imprimir carteles coloridos, molestar con telemarketing, difundir slogans radiales y televisivos, o en honorarios de asesores de imagen que les aconsejen cómo posar en ropa de trabajo, sonreír, o sostener una criatura en brazos.
■ Que dejen de brindar el triste espectáculo de luchar encanizadamente por el poder, suponiendo que los electores somos incapaces de discernir por nuestra cuenta quién merece o no nuestro voto.
■ También pedimos que, gane quien gane, comprenda que una elección ganada no es una lotería, ni una carrera de caballos, ni una patente de corso, sino la pesada carga de tener que regir los destinos de uno de los pueblos sin duda más difíciles de gobernar del mundo.
■ Es deseo de todos los integrantes de la Liga del Consorcista, que en este 2015 se termine con los cortes de calles como vehículo de la protesta social.
Que quienes se sientan en la Cámara de Diputados, comprendan que la protesta social es proporcional a la medida de su incapacidad para ejercer sus funciones de representantes de los habitantes.
Porque esa es su función específica y no otra.
La protesta callejera debiera hacerse frente a los representantes del pueblo, o ante los funcionarios responsables y no a los transeúntes, (al menos, si es que lo que se pretende en verdad es protestar y no hacer apología de la prepotencia).
■ Y finalmente, deseamos que el 2015 sea un año de paz y concordia, con prosperidad y sobre todo, con salud, releyendo, si es posible, en los ratos libres, la Constitución Nacional.
Gracias por habernos acompañado este año con sus comentarios, reflexiones y su presencia.
Esperamos seguir en contacto con Ustedes.