Hogar & Consorcio - ¿Qué tal Dr.
Seiref?
Dr.
Leonardo Seiref - Muy bien.
Es un gusto compartir con Uds.
esta experiencia, de contarle a la gente algo que pueda ser enriquecedor para su vivencia personal.
La gente se pregunta, cuando ve su libro, si es un enfoque nuevo sobre el tema del cuerpo.
Esto en realidad es bastante antiguo.
Ya los primeros médicos, del estilo de Platón, como Hipócrates y Galeno, hacían una medicina bastante totalizadora y abarcativa.
La idea es poder brindar una concepción integradora del enfoque del cuerpo.
En realidad, el título del libro se refiere al cuerpo que habitamos o que no habitamos.
Se trata de que la gente tome conciencia de que el cuerpo es nuestra casa, nuestra primera casa.
Las emociones están generalmente alejadas del movimiento corporal.
Existe una enfermedad grave que es el sedentarismo.
Estos temas, en realidad, no debieran ser patrimonio sólo de los médicos.
La salud, como alguien dijo alguna vez, es demasiado importante como para confiársela por entero a ellos.
Todo el mundo con sensibilidad debiera, en cierta medida ocuparse de estos temas.
Tratando que el individuo viva su cuerpo.
No "tenemos" un cuerpo, sino que "somos" un cuerpo.
Y esa es la función de hacer conocer a la gente el espacio interno que habita.
Cómo se mueve, cómo se siente.
De ahí viene que "con-moverse" tiene que ver con la emoción y tiene que ver con el movimiento.
La emoción con el movimiento determina una experiencia vivencialmente enriquecedora.
Toda esta problemática surge a raíz de la concepción cartesiana, ¿no es cierto? Descartes decía que el cuerpo es una cosa y el alma es otra.
Entonces los Occidentales, a partir de Descartes vivimos como seres aéreos, como si fuésemos ficciones.
De allí la idea de posesión del cuerpo.
Decimos "yo tengo un cuerpo" en lugar de decir "yo soy la expresión de mi cuerpo", ¿no es verdad?
Sí, en la Asociación de Psiquiatría, donde estoy haciendo un postgrado, no hay manera de poder concebir ambas cosas como una unidad.
Están las enfermedades del cuerpo y las enfermedades de la mente.
Es cierto que también está lo psicosomático, pero no hay manera de tener una experiencia integradora.
Por ahora sólo hay aproximaciones.
Ya las había hecho Freud en su momento, pero el cuerpo se concibe como un subrogado de la mente, o como un elemento disociado de ella y es difícil hacer estudios multidisciplinarios que permitan abordar ambas áreas en conjunto.
Esto es una herencia cultural que viene, probablemente desde la época de Descartes.
Hay un libro "El Horror de Descartes", de Dalmacio, que desarrolla este tema de la dicotomía del ser humano mente-cuerpo.
Esta revista va dirigida a aquellas personas y familias que viven o trabajan en edificios de propiedad horizontal, en ciudades bastante hacinadas.
Yo pienso que este contexto es particularmente relevante porque el cuerpo sufre en los departamentos de hoy en día con poca luz, poco aire, y este problema tiende a agudizarse a medida que las ciudades van haciéndose más populosas y más alejadas de lo natural.
Sí, y no solamente eso.
Cuando uno "tiene" un cuerpo y no "es" su cuerpo, muchas veces lo descuida y se va deteriorando con el tiempo.
La pregunta es cuál es el ejercicio ideal.
Me gustaría dejar aquí el concepto de cuál es el ejercicio que hay que hacer.
Sobre todo pensando que hoy en día la gente dispone de muy poco tiempo.
La gente en general vive corriendo y carece de tiempo suficiente para dedicarle al cuerpo alguna atención.
¿Qué consejo podría dar al respecto?
Ante todo es necesario señalar que la gente ha perdido la noción de horizonte.
Durante el día pasa de una caja a otra caja, de un cubo a otro cubo.
El ejercicio ideal es el que es bueno para uno.
Que amplía la energía, el que es terapéutico, el que es supervisado e instructivo.
Pero debe tener una condición fundamental: el mejor ejercicio es gozoso.
Aquello que no es gozoso, que no produce placer en primera instancia se hace abandonar fácilmente.
El primer ejercicio es un ejercicio aeróbico y amplio.
Se trata de mejorar la respiración.
Nada mejor que tener una buena respiración para habitar un cuerpo sano.
Es la función número uno.
Fíjese que nunca antes como en esta época es tan superficial la respiración de las personas.
¿Por qué se ha hecho tan superficial hoy en día la respiración? Porque una de sus fases se ha priorizado en desmedro de la otra.
Sobre todo la inspiración.
La gente acentúa la inspiración sobre la aspiración.
Adquiere el aire pero no suelta el aire.
Esto es así porque la idea de "soltar", el desprendimiento, es una concepción social que, digamos, "cotiza en baja".
Todo es "tomar" y no largar.
Tomar, adquirir, se considera más importante que el desprendimiento, el desapego, el dar, y no es así.
Es cierto, estamos como concentrados exclusivamente en el "aprender cosas", en "adquirir" cosas, en guardarlas y atesorarlas.
La actitud que tenemos frente al aire que respiramos revela un estilo de vida y de pensamiento.
Si yo le digo a un paciente "respire hondo", lo primero que hace es tomar aire, inflarse.
En cambio, debiera primero largar el aire para "vaciarse" y así poder ser capaz de aspirar.
Lo que en realidad crea el "llenado" -y esto se ve mucho en filosofía o-riental- lo da el vacío.
Hay que estar vacío para poder llenarse.
El primer ejercicio entonces, el más elemental, es el aeróbico: correr, caminar al aire libre es importante.
Mucha gente dice: "yo camino", pero la caminata debe tener un ritmo cardíaco importante para ser eficaz.
Debe darse dentro de una franja que se llama el "target" de la pulsación cardíaca adecuada a la edad y la condición de cada individuo y una duración e intensidad.
¿Qué es más útil, caminar o correr?
En realidad las dos cosas son buenas.
Si el individuo es apto para correr, puede correr o se puede alternar correr y caminar.
Con una cantidad mínima de cuatro a seis veces por semana y un tiempo mínimo de cuarenta a cincuenta minutos cada vez disfrutando del aire libre, ya ésta es una actividad que produce una buena distribución del porcentaje graso a nivel corporal.
Otra cosa importante es que el ejercicio se conecte con un plano de expansión de la consciencia.
Hoy en día se ven los gimnasios atestados de gente hacinada, uno encima del otro en medio de ruidos de máquinas.
El ejercicio se realiza en condiciones perturbadoras para la consciencia de cualquier ser humano sano.
Muchas llegan y al final, cuando se van, dicen: "me maté".
Me maté jugando al tenis, me maté haciendo este u otro deporte o actividad.
El ejercicio justamente no es para matarse ni mortificarse.
Es para gratificarse y para tener una sensanción placentera.
Como cuando uno sale de nadar, con esa sensación de expansión que se tiene al salir del agua, de apertura de la respiración y de los canales energéticos.
Aquí hay un tema que complejiza un poco las cosas y es que el médico no se ha tornado un buen ejemplo de salud, ni física ni psíquica, porque él mismo en sí mismo y en su cuerpo no ha sido educado para esto en la Universidad.
Algo que yo siempre señalo.
Los médicos somos muy deficitarios en salud, entonces, ¿cómo alguien puede darle a otro lo que no tiene? Otro de los problemas que aquejan a la gente que vive en consorcios es la polución acústica.
Uno tiene que compartir espacios, bienes y servicios -que eso es propiedad horizontal- pero también ruidos.
Si tenemos la mala suerte de tener un vecinito cometiendo alguna partitura musical sobre una batería, nos hará daño, ¿no es así?
Sí.
Día a día hay más polución.
Del aire y acústica, pero también electromagnética.
En una habitación, por ejemplo, uno convive con una cantidad de aparatos electrónicos que generan un campo gravitatorio que es perjudicial para la salud.
Esto no es ninguna novedad.
Ya han sido estudiadas las perturbaciones psíquicas que los televisores, teléfonos celulares, microondas, etc produce en el ser humano.
Y uno de esos efectos es la depresión, que hoy hace verdaderos estragos en las grandes ciudades.
La depresión debe tener relación directa con la soledad, ¿no es cierto?.
En los consorcios de propiedad horizontal hay mucha gente sola.
Yo quisiera diferenciar la soledad del aislamiento.
La soledad puede ser gratificante.
El aislamiento no.
La soledad puede significar la experiencia hermosa de estar solo con uno mismo y en paz.
El aislamiento, en cambio, es la incapacidad para mantener relaciones afectivas con los demás, situación a la que le siguen la sensación de abandono y el abatimiento.
Es un estado de honda melancolía, de baja autoestima y suele desembocar en depresión.
En este tema como en cualquier otro relacionado con la salud, es útil la prevención.
Se debe ayudar al individuo a reconocerse como poseedor de una riqueza psico-espiritual y un cuerpo físico que es importante porque es un templo: El templo donde mora el alma y las emociones.
Volviendo al tema del consejo que me pedía, podemos decir que cualquier trabajo corporal es bueno.
Una persona puede practicar teatro, por ejemplo, o psicodrama, o biodanza o tai-chi y está haciendo un trabajo corporal altamente efectivo.
No se necesita matarse en un partido de "Squash".
Hay muchos trabajos corporales.
De allí viene aquello de "poner el cuerpo", de "actuar con el cuerpo".
Lo esencial es utilizar sabiamente el cuerpo.
Tampoco se precisa ponerse el "Jogging" para hacer la actividad corporal adecuada.
Una ama de casa puede hacerlo durante sus tareas.
Otro factor es la proliferación del automóvil.
Cada día hay más, y mucha gente se olvida prácticamente de caminar.
Es capaz de usar el coche para trasladarse tres o cuatro cuadras, distancia que podría servir para hacer un poco de ejercicio.
Es verdad.
Hay muchísimas oportunidades diarias de practicar ejercicios de múltiples formas.
Bajarse del colectivo unas cuadras antes para ca-minar, bailar, saltar la soga, subir las escaleras en lugar de usar el ascensor, reemplazar un almuerzo de negocios por una caminata de negocios.
Entonces, las oportunidades son múltiples.
Hay una creencia generalizada que dice que subir escaleras es malo para el corazón.
¿Tiene eso algún fundamento?
No, de ninguna manera.
Salvo que el individuo tenga una contraindicación cardíaca o un déficit cardiovascular, el subir escaleras constituye un ejercicio intenso y benéfico.
Subir una escalera equivale a hacer una prueba de esfuerzo, una ermogetría.
Muchos deportistas se han entrenado con escaleras, subiendo y bajando.
Los americanos, que hacen competencias de todo, han organizado más de una vez certámenes entre personas que suben corriendo edificios muy altos como el Empire State y otros.
Es un gran ejercicio cardiovascular.
La gente debiera tomar consciencia de la existencia real de su cuerpo y darle la importancia debida.
Darse cuenta de cómo respira, de sus posturas habituales.
Si se acuesta en el piso para relajarse por unos minutos, tomar consciencia de cómo apoya en él sus articulaciones, investigar cuáles son las partes más contracturadas y más tensas, dónde registra mayor número de tensiones.
Esto está hablando de una economía en el uso del cuerpo y de una eficiencia.
Tener un "tono" muscular más alto que lo normal es estar gastando más energía de la que uno precisa. Hay ciertas partes del cuerpo de las que solemos olvidarnos totalmente, por ejemplo, los pies.
Existe una disciplina llamada "reflexología" que aconseja un cuidado más atento de los pies.
Por ejemplo, masajearlos.
¿Es así?
Lo que Ud.
dice es cierto.
Fíjese que en los pies se encuentra uno de los centros energéticos más sutiles y vitales que tenemos.
La posibilidad de andar descalzos, en nuestra civilización es casi nula y sin embargo es una costumbre de lo más saludable.
Sobre todo si los pies están en contacto con el pasto, con la tierra, con la arena o con el agua.
Nosotros descargamos energías sobre la tierra y a la vez el contacto con ella nos permite recargarnos, nos nutre.
El cuerpo sin duda es una cosa maravillosa y además tiene una inteligencia y un poder de regeneración tremendos.
Simplemente hay que respetarlo y escucharlo.
En mi libro he puesto una frase que siempre repito y dice así: "el cuerpo habla y se significa".
¿O sea, que las enfermedades serían el modo de expresarse que tiene el cuerpo?
El síntoma, en realidad, es el modo que el cuerpo tiene de expresar una desarmonía básica que nos afecta.
Y eso sucede con todas las enfermedades.
Si nosotros miramos a los chicos, si observamos a los muy chicos, vemos que son como un resorte, pura energía, una constante vibración.
Los seres nacen blandos y flexibles y mueren rígidos y duros.
Lo flexible, lo blando, es el símbolo de la vida y lo rígido y lo duro está relacionado con la muerte.
A medida que pasan los años nos volvemos más rígidos y duros, tanto en el cuerpo como en la mente.
Los chinos dicen que cuando un hombre llega a los noventa años ha perdido todos sus dientes: sin embargo siempre le queda la lengua.
Esa pérdida de la dentadura que acompaña a la vejez es bastante simbólica además, porque cada vez es necesario comer menos para vivir bien.
Lo primero que se forma es el diente y también son los dientes los primeros en desaparecer.
No son muchos los longevos obesos.
Los que llegan a edad muy avanzada generalmente son delgados.
El estado de longevidad y de salud tiene que ver con un cierto parámetro de delgadez.
Porque ¿qué pierde con el tiempo el cuerpo? La capacidad de eliminar.
Los sistemas renal, hepático, etc, cada vez tienen menos eficiencia en eliminar.
Entonces, de acuerdo a eso, ¿la vejez sería en definitiva un proceso de intoxicación?
Sí, es la postura de muchos autores.
La vejez sería una intoxicación crónica de los órganos, que llegan a estar saturados y se tornan incapaces de eliminar.
La salud tiene que ver con un concepto que para nosotros, los occidentales, resulta muy difícil de practicar y es "moderación".
En la moderación está la clave del arte del buen vivir, de la longevidad.
Lo que hacen los medios publicitarios es incitar al individuo a la desmesura, a que tenga todo, a que coma todo y lo consuma todo.
Confucio decía que la boca es el elemento por donde entra la comida y salen las palabras.
El noble procurará que las palabras no pasen la justa medida y el material que ingresa a nivel de alimento tampoco sobrepase la justa medida.
De esa manera se cultiva el carácter.
Esto me parece que como medio de educación es fantástico.
Equilibrar las emociones y pensamientos con la comida es fundamental.
Muchas veces, cuando estamos angustiados, comemos sin hambre, por inercia.
Bueno, muchas gracias, Dr.
Seiref en nombre de nuestros lectores.
Ha sido un gusto.
El Dr.
Leonardo Seiref es autor del libro "El Cuerpo, el Espacio que Habitamos".
Es Doctor en Medicina, Médico Deportólogo y Piscoterapeuta.
Ex Director del Departamento de Medicina de la Sociedad Hebraica Argentina y ex Director del Departamento de Medicina del Deporte de la Clínica Cormillot.
Actualmente preside el Instituto "Salud Integral, Centro para una Vida Mejor"