Qué ve aquí?¿LOS ARGENTINOS QUEREMOS PROBLEMAS O SOLUCIONES?
Luego de haber insistido hasta el cansancio en señalar la gran corrupción de nuestros dirigentes, lo indiferente y poco participativa que es la gente, lo imperfectas que son nuestras instituciones, etc., etc., es hora de que los argentinos nos preguntemos seriamente si nuestro objetivo es encerrarnos en los problemas o buscar soluciones.
La imagen que ilustra este artículo es una "figura reversible", que tiene la particularidad de mostrarnos gráficamente lo unida que está la realidad que se supone que vemos claramente, a otra diferente y opuesta que de pronto descubrimos a su lado y que, de alguna manera, la constituye.
Cómo, mediante una metáfora gráfica, podemos descubrir que problema y solución están unidos como partes de una misma realidad.
En esa imagen puede verse a una anciana decrépita y a la vez a una bonita joven.
Todo dependerá de nosotros, de nuestro punto de vista.
Cuando hace veinte años leí por primera vez la obra titulada: "la Tercera Ola", de Alvin Toffler, pensé que aquel libraco de más de cuatrocientas páginas era pura política-ficción y lo archivé en mi biblioteca haciéndole correr la suerte de tantos libros que uno compra y jamás encuentra la oportunidad de transitar más allá de su página diez.
Mucho más tarde, en plena "era de los cacerolazos", cayó de nuevo y por casualidad en mis manos aquél desdeñado texto y fue entonces cuando ocurrió algo que no hubiera imaginado: Al comenzar a leerlo de nuevo no pude dejar de hacerlo hasta llegar a su última página.
Ese libro hablaba de la suerte del mundo, pero en realidad, hablaba de nosotros, de los argentinos.
Porque allí se vaticinaba lo que le pasaría a la cultura occidental en los años venideros y eso era, precisamente, lo que estaba pasando en nuestro país, ahora.
De pronto comprendí que Argentina era el detonante de un gran fenómeno mundial; la mecha, por así decirlo, de una suerte de bomba que ya está a punto de estallar.
Ahora bien: ¿qué es lo que dice Toffler? Él hace un esquema muy sencillo de la Historia Universal dividiéndola en tres etapas a las cuales llama "olas": la primera sería la ola "pastoril", la segunda la "industrial" y la tercera la "informática".
La ola pastoril se extendería desde la antigüedad hasta finales de la Edad Media, tiempo al cual le sucede la ola industrial, que se extiende hasta el presente, en que asistimos al nacimiento de la tercera ola, la era de la información.
Toffler explica cómo han cambiado las instituciones sociales y políticas de Occidente al compás de la evolución de las técnicas de producción de la riqueza durante esos períodos.
Sobre todo, cómo, el advenimiento de una nueva ola produce desorganización, corrupción y violencia generalizadas como consecuencia del resquebrajamiento de las instituciones de la ola anterior.
En otras palabras: cuando a nuestro alrededor aparece todo decadente y corrompido, ello no es debido sólo a la calidad moral de los protagonistas de la historia, sino además, visto desde un punto de vista más amplio, a un fenómeno mucho mayor que abarca todo el espacio de una cultura.
Entonces, para comprender más profundamente nuestra realidad social, política y económica de hoy, debemos cambiar la perspectiva de nuestra observación.
Como lo ilustra la figura reversible que ilustra estas líneas, debemos aprender a observar la realidad en forma más amplia, advirtiendo que no estamos frente a una sola figura, sino a dos: una que vemos primero y otra que aparece después.
Dicho en otra manera: debemos dejar de ver la vieja república para avizorar el fondo que seguramente le sucederá, que es el de una nueva, de la cual todos somos, siquiera en la medida de nuestro reducido ámbito de actuación, sus constructores.
El libro de Toffler, escrito hace más de veinte años, más allá de sus aciertos o desaciertos, tiene la valiosísima virtud de hacernos pensar.
Muchos de sus postulados son ciertamente inquietantes, como por ejemplo, el que pone en cuestión la propia idea de representación política, postulando que los órganos parlamentarios, en esta tercera ola que ha irrumpido, van quedando obsoletos por la simple razón de que no pueden superar su inoperancia.
O la esperanza de cierta democracia directa que haría posible Internet, o la falsedad intrínseca del principio del poder de la mayoría, que -según él- debiera ajustarse al hecho de que son en realidad las minorías las que han tenido y tienen el poder en todo el mundo.
Y así, por el estilo.
Lo que nosotros proponemos es librarnos de los viejos prejuicios y hábitos mentales heredados y atrevernos a repensar nuestros problemas, a vislumbrar nuevas y originales soluciones.
Porque precisamos urgentemente inventarnos un futuro con más eficaces instituciones.
Los argentinos poseemos suficiente creatividad para lograrlo.
Lo único que tenemos que hacer es cambiar la perspectiva en todo aquello que observamos.
Debemos aprender a descubrir, oculta tras cualquier "infortunio", una "oportunidad".
Y comprender que todo lo malo que hoy nos pasa, es en verdad parte de algo nuevo que está naciendo.
Sin duda la gran ocasión que nos brinda el destino de encarar una nueva epopeya fundacional.
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"...todo lo malo que hoy nos pasa, es en verdad parte de algo nuevo que está naciendo. Sin duda la gran ocasión que nos brinda el destino de encarar una nueva epopeya fundacional ..."
"...debemos dejar de ver la vieja república para avizorar el fondo que seguramente le sucederá, que es el de una nueva, de la cual todos somos, siquiera en la medida de nuestro reducido ámbito de actuación, sus constructores..."
"...es hora de que los argentinos nos preguntemos seriamente si nuestro objetivo es encerrarnos en los problemas o buscar soluciones..."
"...debemos dejar de ver la vieja república para avizorar el fondo que seguramente le sucederá, que es el de una nueva, de la cual todos somos, siquiera en la medida de nuestro reducido ámbito de actuación, sus constructores..."
"...es hora de que los argentinos nos preguntemos seriamente si nuestro objetivo es encerrarnos en los problemas o buscar soluciones..."
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