La problemática consorcial es antes que nada un asunto de convivencia.
Vivir en un "edificio de departamentos", en un consorcio, tiene particularidades especiales.
Aquí es donde el habitante de una unidad, sea de vivienda o de oficina, tiene que aprender a convivir (arriba, abajo y al costado), con vecinos inmediatos.
Suben al mismo ascensor, son atendidos por el mismo encargado, tienen un mismo administrador.
Si la familia es la célula primaria de la sociedad , el consorcio es una muestra pequeña de la ciudad y del país.
Coexisten todos los defectos y virtudes del cuerpo social.
Paralelamente existen también tres "poderes", un ejecutivo (la administración), un legislativo o deliberativo (la asamblea) y uno de control (consejo de administración o consejo de propietarios).
Una sociedad donde se hace grato vivir es aquella donde funcionan bien sus órganos (poderes); al igual lo será un consorcio donde se administra en forma transparente, se reunen asambleas periódicas y se ejerce un contralor cierto.
Para que así ocurra existe una sola palabra: participación.
Solo participando, tomando interés e ingerencia en lo que pasa, en lo cotidiano, en la cosa de todos, que es el consorcio, se saldrá adelante y no habrá zozobras.
La participación implica actuar y escuchar, ser solidario, ser paciente y ser valiente (que no es lo mismo que ser temerario).
Escuché decir que para que exista una justicia independiente, es necesario que haya jueces valientes.
Idéntica premisa para un consorcio.
Convengamos que no es fácil.
Sumidos como estamos en la lucha cotidiana, con su carga de inquietudes por el trabajo, los afectos o la salud, nos parece que participar en reuniones de consorcio o interesarnos en lo que pasa en el edificio, es una cosa menor, a veces fastidiosa, las más de las veces estéril.
Asi vamos desentendiéndonos de todo hasta que un día algo no nos gusta, algo pasó que nos parece mal hecho o algo no ocurrió como debiera de haber ocurrido.
A veces es tarde.
Otras cuesta mucho remontar los errores incurridos.
Cuesta en tranquilidad, o en dinero, o en ambas cosas.
Participemos ya.
Por nosotros mismos y para hacer docencia.
Seamos ejemplo para los demás.
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Participar es la Clave
"...el consorcio es una muestra pequeña de la ciudad y del país. Un consorcio donde se hace grato vivir es aquél donde se administra en forma transparente, se reúnen asambleas periódicas y se ejerce un contralor cierto..."
Tags: Conflictos Generales de Vecindad, asambleas, De Interés General para la Familia Urbana, vecindad,
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