En los últimos años la sociedad se ha hallado atenta a la contaminación en varios aspectos, pero éste ha sido indudablemente descuidado.
En las grandes ciudades como Buenos Aires donde los habitantes de hacinan cada vez más en edificios de propiedad horizontal, el peligro del contagio de enfermedades se acrecienta notablemente.
En esas condiciones la Zoonosis – transmisión de enfermedades de los animales al ser humano – adquiere un protagonismo preocupante.
Perros, murciélagos, gatos y otros animales de la diversidad más impensada, habitan y comparten nuestro hábitat.
Los murciélagos de la ciudad de Buenos Aires, entre las aproximadamente 10 especies que habitan nuestro país, es el Murciélago Moloso Común (T.
brasiliensis).
Todas las especies de murciélagos pueden ser portadoras de rabia e histoplasmosis.
Cabe destacar que es el único animal mamífero que vuela.
En el caso de la rabia según datos del Instituto Luis Pasteur y el Instituto de Zoonosis de la Provincia de Buenos Aires, el porcentaje de animales infectados en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires es bajo (3% al 4%).
Si bien pueden ser portadores del virus de la rabia, los murciélagos también brindan un importante beneficio al hombre ya que son los más eficaces predadores de insectos nocturnos además de colaborar con la polinización de las plantas y el esparcimiento de sus semillas.
Por otra parte, se debe considerar que la presencia de murciélagos en la ciudad es poco menos que inevitable e inconveniente su eliminación, debido a la función que cumplen; contrariamente a lo que sucede con gatos, perros y otros animales adoptados en hogares.
Me referiré especialmente al perro por ser la mascota numéricamente predominante, ya que en la ciudad de Buenos Aires se han cuantificado entre 500.000 y 700.000 ejemplares.
De acuerdo a información que he tomado de periódicos como La Nación, Clarín e Infobae, los perros padecen diversas enfermedades, como ser la Babesiosis, Borreliosis, Campilobacteriosis, Salmonelliosis, Enteritis viral, Erlichiosis canina, Hepatitis, Moquillo, Pasteurelosis, Rabia, Leishmaniasis, etc.
Varias de éstas pueden ser transmitidas al ser humano, y algunas muy graves, como la Leishmaniasis y el Sindrome Urémico Hemolítico que han causado muertes, noticia que se ha difundido en el diario Clarín del 14 de Mayo de 2.008.
En la generalidad de los casos debido a ignorancia por desinformación, los propietarios de estas mascotas no toman conciencia de la gravedad de la situación ya que esgrimen poseer un perro saludable y vacunado; sin tomar en cuenta que pueden ser portadores sanos de diversas enfermedades.
Imagen de la Cheyletiella: Tipo de ácaro generalmente encontrado en los perros Existen innumerables estudios realizados sobre el tema en nuestro país por el Hospital Durand, el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, el Grupo de Estudio e Investigación en Higiene Alimentaria (GEIHA) del FUNCEI, la Facultad de Veterinaria de la UBA, el Servicio de Pediatría del Hospital Posadas y de otras naciones como el Departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Wisconsin (EEUU), Cuba, Australia, etc.
que deben ser aprovechados y divulgados.
En el artículo publicado por Infobae el 1 de julio de 2006, se expone que un estudio develó que perros de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano son portadores de la bacteria que produce el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).
El Grupo de Estudio e Investigación en Higiene Alimentaria (GEIHA) del Funcei detectó que la bacteria Escherichia coli O157:H7 en perros y gatos.
Si bien este dato no es nuevo, lo que se descubrió es que este brote puede pasar del animal al humano.
En La Nación del Martes 28 de febrero de 2006 el subdirector del Instituto de Zoonosis Pasteur, Edgardo Marcos, destaca que los excrementos de los animales son un caldo de cultivo para transmitir enfermedades a las personas.
La más común de todas es la parasitosis.
"Los animales tienen virus, bacterias y huevos de parásitos en sus intestinos, y los eliminan cada vez que defecan", explicó el especialista.
Y agregó que los que más se mantienen con vida una vez que tienen contacto con el exterior son los huevos de parásitos.
"Estos, que son miles por cada gramo de excremento, pueden vivir entre 6 y 12 meses, incluso en la tierra o en la arena, a pesar de que la caca haya sido levantada", destacó.
Señaló además que es muy fácil contagiarse en los espacios públicos, sobre todo para los más chiquitos, que, comúnmente, juegan en la misma arena donde el animal defecó.
"Los nenes suelen llevarse inmediatamente las manos a la boca", destacó.
Sin embargo, advirtió que también es también es muy frecuente el contagio dentro de los hogares, donde hay mascotas.
Estudios realizados por la Facultad de Veterinaria de la UBA muestran que un 80% de las plazas de la ciudad se encuentran contaminadas con huevos de parásitos (Toxocaras, Ancylostoma, Trichuris, etc) capaces de infectar personas.
Los huevos microscópicos de dichos parásitos introducidos en nuestro organismo, pueden desarrollarse y producir la misma sintomatología intestinal (diarreas, constipación, obstrucciones, etc) y sistémica (anemias) que cualquier otro parásito con especificidad humana (toenias, ascaris, etc).
Pueden inclusive abandonar el intestino e invadir otros órganos (hígado, pulmón, etc), generando así formas clínicas más graves conocidas como síndromes de larva migrans.
Los excrementos de perro son también un reservorio de otro parásito unicelular microscópico llamado giardia dudodenalis, un frecuente agente productor de diarreas en niños y adultos, como de ciertas bacterias enteropatógenas llamadas salmonellas.
Es también destacable que las embarazadas deben evitar el contacto con excrementos de gatos si no han desarrollado aún anticuerpos contra la toxoplasmosis por el riesgo de sufrir abortos y/o engendrar un feto con malformaciones.
La orina de los perros infectados, la que a veces hallamos en palieres, ascensores y otras dependencias de un edificio en PH, puede ser el vehículo de propagación de leptospirosis una enfermedad que también se transmite al hombre cuando éste o sus alimentos entran en contacto con dicha excreta.
Últimamente en la Pcía de Santa Fé y la Pcía de Buenos Aires, ha habido un gran crecimiento de brotes de leptospirosis asociado a los problemas de inundaciones, y contaminación de fuentes de agua bebibles.
Las leptospirosis en las personas pueden producir síntomas parecidos a las hepatitis o aún afectar el sistema nervioso central produciendo meningitis en bebés.
No deberíamos dejar de mencionar que el contacto con la piel o pelos de animales enfermos con ciertas formas de sarnas (la sarna sarcóptica producida por un ácaro llamado sarcoptes), como ciertas formas de tiñas (dermatosis producidas por hongos) pueden también ser transmitidas a las personas.
También es conocido que toda mordedura por un perro desconocido entraña el riesgo potencial de transmisión de rabia, que implica el aislamiento y observación del perro mordedor por parte de las autoridades sanitarias, y la eventual vacunación preventiva anti-rábica de la persona mordida.
Como es de suponer, los más vulnerables a los contagios son los niños, y es responsabilidad de las autoridades de la salud pública, que la sociedad se halle informada para protegerlos adecuadamente; y también nuestra, ya que poseemos hijos y nietos quienes necesitan ser resguardados.