Que el ser humano tenga derechos en cuanto "consumidor", equivale a pretender que el Estado le reconozca el derecho a comer, vestirse, calzarse o simplemente, gastar su dinero.
Son actos humanos originados en motivaciones personales que, como tales, debieran excluir la injerencia del poder público.
Sin embargo, es verdad que frente a las grandes empresas que imponen a los compradores o usuarios contratos redactados por ellas mismas que se llaman “de adhesión” -una suerte de acuerdo donde se establece tácitamente la cláusula de “tómalo o déjalo”- la parte pasiva de esos contratos merece la protección de la ley para prevenir abusos.
Y es en esos casos cuando el poder público interviene imponiendo sanciones.
Lo único lamentable es la terminología que se ha adoptado para la institución.
Las normas legales siempre se suponen que están inspiradas en algún bien o valor que merece protección.
Por dicha razón, en este caso, su fundamento no debiera ser el “consumo” en sí mismo, sino la necesidad de proteger los intereses de quien resulte ser la parte pasiva en cualquier contrato de adhesión, por el hecho de no haber intervenido en la fijación de sus condiciones.
El rechazo que inspira tal terminología se relaciona con un tema mucho más profundo: en un mundo globalizado, las categorías de persona, individuo y ciudadano, van siendo subsumidas dentro de la genérica de "consumidor" que lo vincula peligrosamente a la producción y al mercado global.
Dicho en otras palabras: poco a poco se va considerando que así como la obligación de un empleado es trabajar, la del individuo es consumir.
Porque es en primer lugar como consumidor y no como persona que le importa a la sociedad hecha mercado, del mismo modo como en la antigua Grecia el ideal de hombre se confundía con el de integrante de la "polis", en Roma con el de ciudadano, y en la Edad Media con el de "creyente".
La actual civilización, centrada en el mayor consumo, la mayor producción y una generalización de trivialidades, a muchos, no nos satisface.
Quisiéramos ofrecer a nuestros hijos un modo de vida superior al ideal de llegar a ser cada día más y mejores "consumidores".