La tragedia de Cromañón fue, sin duda, uno de esos acontecimientos que nos conmueven de tal manera, que hacen cambiar, en alguna medida, la forma de pensar y de actuar de toda una sociedad, porque son demasiado dolorosos.
La desdicha de tantas vidas segadas de la manera más tonta, en un local bailable, debiera hacernos reflexionar acerca de la conveniencia de seguir permitiendo que bajo la excusa del esparcimiento, funcionen en todo el país ciertos antros de perdición en los cuales la juventud es introducida en el vicio de la droga y el embotamiento moral.
¿Qué tipo de cobardía, o tilinguería impide a los argentinos denunciar de una vez por todas esas verdaderas escuelas de vicio y disolución social? ¿Qué negocio infame arrastra a nuestros jóvenes todos los fines de semana a salirse de sí mismos para entregarse al frenesí y la incultura del exceso que todos conocemos? ¿Qué intereses impiden fijar límites efectivos a la actividad de esos “boliches”, limitándolos a fracciones horarias normales, dentro del marco de la ley y la decencia?
Grabado de Gustave Doré.
Biblioteca Nacional.
Madrid.: La Ilustración pertenece a la obra "La Divina Comedia".
Click en la Imagen para Ampliar ¿Alguien ha pensado alguna vez en lo que esconde la palabra “psicodélico”, que así se llama a la ambientación adoptada en esos locales? Psicodélico es un término psiquiátrico que refiere a una mente alterada por estupefacientes.
Así de sencillo.
¿No es una contradicción que las autoridades proclamen, por un lado, que se combate el tráfico de drogas, y por el otro, permitan la difusión de su consumo a menores de edad, práctica que es un secreto a voces?
¿Se ha creído conveniente, por otra parte, facilitar la propagación en nuestro medio de la moda del ruido y el embotamiento de los sentidos exportada por una cultura en decadencia? Además, ¿puede pasársenos desapercibido el hecho de que esa forma brutal de concebir la diversión se va extendiendo poco a poco a otros ámbitos y ocasiones?
Dejo la inquietud para que nuestros lectores opinen, y también para recordarles a nuestras autoridades que la juventud es el bien más preciado de una nación.
Y que el primer deber de un gobernante es preservarla.
Por eso es que, más allá del tema de la necesidad de imponer medidas de seguridad adecuadas en los lugares de acceso público, que el dolor ocasionado por la tragedia de Cromagnon, al igual que el triste caso del soldado Carrasco respecto del servicio militar obligatorio, sea un hito que marque un antes y un después en el modo de concebir la diversión.
La Fundación Liga del Consorcista les desea un Feliz y Próspero Año Nuevo.