Cuando hablamos de los aumentos de expensas, nos sentimos escuchando la misma canción una y otra vez: los aumentos a los encargados son los directos responsables de la parte del león en los aumentos de las expensas.
En este 2022 los aumentos a los encargados se han dado prácticamente todos los meses.
Un encargado permanente con vivienda, en un edificio de cuarta categoría (sin servicios centrales), en enero de 2022 cobraba un básico de $55.359, y en octubre $97.920. A esto habrá que ampliar con todo lo que se arbitró en las tres paritarias que el gremio de encargados concertó y homologó en este año.
Para el inicio del próximo año el aumento a los encargados habrá superado con creces la inflación, en más del 100% conforme análisis realizado en varios medios periodísticos.
Es perfectamente entendible el enojo de muchos propietarios de unidades funcionales, empleados, jubilados y pensionados que no reciben aumentos similares, y tienen a su vez que pagar estos aumentos porque viven en propiedad horizontal, lo que nos lleva a repensar la metodología de las paritarias en general.
Qué se puede hacer para bajar las expensas
El propietario común, el que paga sus impuestos, paga sus expensas, mantiene su economía familiar con su trabajo, y en algunos casos le ha costado sangre, sudor y lágrimas comprarse la propiedad, a veces siente que no tiene escapatoria. Que la única salida es mudarse a una casa y que si no puede hacerlo padecerá hasta el fin de sus días una política laboral histórica que es injusta, que ha minado la posibilidad de tener pleno empleo en el país, y que atenta, mes a mes, contra la previsibilidad de sus gastos, y con ello, con su tranquilidad.
No podemos negar que mucha gente se siente de esta forma, y tampoco resulta posible brindar una solución mágica a la imprevisibilidad de nuestra economía en general, producto de los históricos desaciertos y corrupciones de nuestros gobiernos (adviértase el plural), admitido expresamente por algún sindicalista y por algún ministro.
Lo que sí podemos hacer es dar sugerencias concretas para bajar las expensas, que pueden colaborar en la economía consorcial. Veamos:
Alquilar la Portería
Si el consorcio tiene una portería vacía, puede perfectamente alquilarla a terceros.
No se necesitan mayorías especiales, sólo la decisión de los propietarios en asamblea.
Hay que tener en cuenta que si hay personal en el edificio se necesitará un sanitario adecuado.
Eliminar las horas extra
Sí, las horas extra pueden quitarse.
No, no son derecho adquirido, para la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia.
Esto ya lo explicamos en más de una oportunidad (dejo aquí el video donde aclaramos el tema con detalle).
Eliminar gastos no obligatorios, como por ejemplo…
El abono mensual a la “Medicina Laboral” no es obligatorio. Cuando un empleado se enferma, el empleador puede enviarle un médico para corroborar sus dichos. En el caso de empresas con una plantilla grande de trabajadores, tener un médico abonado tiene sentido, pero en el caso de edificios con 1 ó 2 trabajadores, es un gasto que -si el consorcio tiene que ajustarse el cinturón- carece de razonabilidad. Cuando el empleado tiene un problema de salud, nada impide que el Consorcio contrate un médico especialista para esa ocasión.
Hay otros abonos que tampoco son obligatorios y que el Consorcio deberá decidir en cada caso si decide mantenerlo o no, como el abono de control de porteros eléctricos.
Estos servicios son convenientes en muchísimos casos, pero no son obligatorios y los propietarios deben saber que es su decisión, en Asamblea, suspenderlos o no.
Optimizar el uso de electricidad
He advertido en muchos edificios que no todos los interruptores de la luz están programados con un corte automático luego de un determinado tiempo. Y siempre hay algún ocupante del edificio que deja alguna luz encendida, en especial en los sectores comunes de depósito de la basura existentes en los pasillos.
Con el aumento de tarifas y la exclusión de los Consorcios en los subsidios, ahorrar energía es aún más necesario que antes.
Optimizar el uso del ascensor
En los edificios con más de un ascensor, se pueden programar para que solamente uno -el que está más cerca- se mueva y concurra al piso desde donde fue llamado. Esto también ahorra energía.
Los propietarios pueden retirar la basura a la calle por su cuenta
Si bien esta sugerencia no es popular entre los propietarios, no es menos cierto que si el Consorcio está en una situación económica lindante con la desesperación, nada impide que los propietarios retiren sus residuos directamente a la calle, y se eliminen los adicionales por retiro y separación de residuos del personal que lo esté haciendo. Debe surgir de una decisión asamblearia.
El elefante en la habitación del que tampoco se habla: Controlar los presupuestos y los trabajos
La inflación constante nos expone a sutiles cambios de conducta que, a lo largo del tiempo, se van acendrado, como ser que cada vez que el rubro laboral aumenta -un ejemplo- 20%, muchos administradores aumentan un porcentaje similar las expensas, lo cual no corresponde. La excusa es que “todo aumenta”, o que con la inflación hay que “tener un colchón”.
Nada de esto es cierto, ni necesario.
La Asamblea puede establecer un monto mensual máximo para poner al cobro, y superado el mismo el administrador debe necesariamente convocar a Asamblea. Esto está siendo aplicado en consorcios reales, donde los propietarios controlan las expensas con ojos de águila.
Cuando se convoca a Asamblea, no debiera solamente contarse con el presupuesto presentado por el administrador para realizar un trabajo, ya que es un lamentable secreto a voces que muchos administradores (no todos, por supuesto!), cobran un diezmo a los proveedores (diez por ciento con suerte, a veces es más).
La forma de evitar esta corruptela no es quejarse en asamblea o apuntar con el dedo, es ocuparse: Buscar otros presupuestos, exigir un mejor precio. Esto puede hacerlo cualquier propietario, no es necesario ser miembro del Consejo. No hay excusas.
El problema resulta ser que es más fácil quejarse que ocuparse. La economía bien entendida, empieza por casa.