Click para ampliar (abre en nueva ventana) Terminamos el año lamentando que nuestros poderes públicos estén enfermos y todavía no se hayan dado cuenta: Los funcionarios del Poder Ejecutivo, los Legisladores y los Magistrados deben cobrar conciencia de que la función de gobernar está destinada a beneficiar al ciudadano: ese sujeto anónimo que sólo tiene tiempo para trabajar y sostener con sus impuestos todo el aparato político.
Pero que existe, vota y aunque sin estridencias, demanda respeto.
VUELVEN LOS CORTES DE CALLES
El Poder Ejecutivo debe comprender que las leyes están hechas para cumplirse y quien debe hacerlas cumplir es precisamente él.
Debe entender una cosa tan sencilla como que sin ley no hay comunidad.
El derecho a manifestar que algunos ejercen, no puede impedir la libertad de todos a transitar una vía pública.
En la mayoría de los casos, esas manifestaciones producen lamentables pérdidas de horas de trabajo.
En otras, retrasan urgencias médicas o de cualquier otro tipo.
No hay derecho a despreciar de esa manera a quienes transitan pacíficamente en cumplimiento de sus obligaciones.
Por si les fuera difícil comprender esta verdad elemental y constitucional, debieran observar qué pasa en Alemania, Francia o en la misma Cuba cuando un grupo de manifestantes corta una calle.
LOS LEGISLADORES DE LA CIUDAD NO HACEN HONOR A SU CALIDAD DE REPRESENTANTES DEL PUEBLO
Recientemente, sin consultar a la población ni efectuar estudios serios, los legisladores de la ciudad de Buenos Aires se han reunido entre gallos y medias noches para determinar un irracional aumento de lo que llaman ABL, que en realidad es el impuesto territorial refundido con el precio del servicio de Alumbrado, Barrido y Limpieza que la comuna debe prestar.
No basta con decir que desde hace años esas erogaciones no se actualizaban.
El gravamen debe ser en todos los casos razonable.
No es posible que el criterio adoptado para determinar aumentos que en muchos casos superan el 200 por ciento haya sido simplemente geográfico.
No es sensato suponer que todos los que viven en barrio Norte son ricos y los que viven en Barracas son pobles.
Hay inmuebles nuevos y hay otros vetustos.
Nuestros preclaros legisladores sólo han tomado en cuenta la valorización de los terrenos y suponen que la vivienda de una familia trabajadora constituye un bien de capital que puede venderse en cualquier momento con criterio empresario.
Esos señores parecen desconocer su verdadera función.
Debieran apartarse de la execrable costumbre de obedecer a las directivas partidarias, porque su deber es defender los intereses del ciudadano común que los ha votado.
NO HAY PEOR INJUSTICIA QUE UNA JUSTICIA A DESTIEMPO
El Poder Judicial sigue tolerando procesos absurdamente lentos y largos sin atreverse a declarar el inocultable colapso que afecta a la Justicia Argentina y sin lograr consensuar con los otros poderes una solución adecuada.
Resultan intolerables y mancillan la dignidad de la magistratura procesos que duran por lo menos cuatro años sea cual fuere el interés o el monto cuestionado.
El buen sentido reclama a los gritos impulsar la cultura del Arbitraje, según lo viene proponiendo la Liga del Consorcista.
No obstante ese cúmulo de males que pesa sobre nuestro ánimo, somos, sin embargo, optimistas y creemos en la buena fe de la mayoría de quienes ejercen cargos oficiales.
Sólo les pedimos sencillez y humildad para aprender a escuchar.